Podría incluso llegarse a
decir que con este viaje he alcanzado la paz interna.
Brighton es un lugar
inspirador y romántico, con un propio espíritu y un aire fresco que hace
disfrutable hasta el hastioso y estancado día a día de un trabajador de clase
baja.
Por supuesto que en mí día
a día sigo encontrándome con miedos y frustraciones, pero no dejo que me
devoren, no les otorgo ningún poder sobre mí. Ahí radica la clave.
Hay que asumir que, como
seres humanos que somos,-no sufrimos sino más bien- rezumamos sentimientos.
Toda palabra, impulso, gesto, ambición… viene de un sitio y sigue una meta. Y
también empuja a un lugar –o resultado-que, no a veces sino a menudo, no es el
esperado.
No ya entender una vida
humana sino solo vivirla -desde el desconcierto que generan las consecuencias
inesperadas que a diario nos encontramos-, me parece sumamente meritorio y
complicado. Y he ahí la razón por la que nos cuesta tanto poder decir –sin
mentirnos- “estoy a gusto, soy feliz”.
Nos empeñamos en comprender,
en explicar y controlar el mundo que nos rodea cuando aun ni somos capaces de
entender nuestro propio funcionamiento, y no somos ni medio conscientes de
muchas de las cosas que pasan en nuestros cuerpos y en nuestras mentes.
La clave está en asumir
que no tenemos el control.
No podemos controlar las
cosas que pasan a nuestro alrededor, no podemos controlar – en el sentido de
decidir si tenerlos o no- nuestros sentimientos (solo algunos artistas bien
entrenados son capaces de llamarlos y recrearlos en determinadas situaciones
pero ni aun así tenemos pleno control sobre ellos, podemos intentar calmarlos,
reprimirlos, engañarnos diciéndonos que no existen para así eliminarlos como
problema, pero seguirán ahí y cuanto más los intentes ignorar mas pesaran y
peor será la explosión que traigan). No podemos controlar lo que se piense de
nosotros y hasta el más santo será criticado, y el mas monstruo alabado. La
vida no siempre es justa, pero no podemos controlarlo.
La clave está en asumir.
Obviamente la tierra
gira, cada persona tiene su vida, (y esta sus agentes externos que la moldean y
sus procesos internos que recogen lo externo y lo filtran y procesan haciendo a
una persona como es).
Y nunca tendremos ningún
control sobre alguien pues, por muy influyente que seas para una persona esta
sigue teniendo su pasado, su visión de futuro, y su propio proceso cognitivo,
diferente al de todos los demás.
Nunca podrás tener el
control sobre otra persona pero tampoco sobre ti mismo.
Por eso, respira. Asúmelo.
Limítate a vivir. Y manda toda preocupación a la mierda, porque no sirve para
nada.
Haz buenas acciones
porque estas te harán sentir bien (pruébalo si no me crees).
Da todo lo que puedas dar
de ti, no por esperar nada a cambio sino por estar a gusto contigo mismo y
demostrarte lo que eres capaz de dar. Puede que incluso te sorprendas.
Quiérete porque sino
quizás nadie más lo haga. Nadie compraría un producto que ni su propietario
acepta y valora. Nadie es perfecto y todos están demasiado preocupados lamentando
sus defectos para ver los tuyos. Quien te quiera criticar encontraría una tara
hasta en la más completa perfección. Y quizá aquellos que te critican lo hagan
para apartar la atención de sus propios complejos, así pues al hacerlo se
exponen a sí mismos diciendo indirectamente “no soy feliz y por eso tampoco te
quiero dejar serlo”.
Los que estén arriba
intentaran no dejarte subir para que no les quites el puesto. Los que estén por
debajo te intentaran tirar de tu nivel por envidia de que estés más alto. La
competencia, las envidias y los miedos son una realidad. Cuanto más débil te
muestres mas atacado serás. Siéntete merecedor de haber llegado a donde estas y
cúrratelo para sentirte también merecedor de seguir avanzando en la escalera de
las pasiones.
Valórate, porque tu valor
será el que tú seas capaz de darte.
Cada persona tiene su
realidad, lo importante es que tu estés a gusto en la tuya, entendiendo que es
totalmente subjetiva y no puedes cambiarlo.
Y SIGUE RESPIRANDO.
Es realmente importante
que llegues a asumir que no conseguirás el control y entonces, solo entonces, tendrás
la posibilidad de encontrar la calma. Si sigues empujando algo que no puede
ceder agotaras tus fuerzas, busca otro camino. Como quien, para tirar un árbol,
en lugar de hacerlo con las manos desnudas, se ayuda de herramientas y elabora
métodos inteligentes (como vienen a ser las poleas).
Deberás saber que la
destrucción solo genera destrucción.
Asume que habrá dudas en
tu camino, que será difícil sentirte seguro – pero eh! Eso es buena señal,
significa que estas avanzando en lugar de quedarte estancado en el sitio, y la
idea es llegar a algún lugar, no? Aunque no podamos saber muy bien cual acabara
siendo-.
Y bueno, ya que no puedes
controlar lo que pase alrededor, intenta disfrutar del camino. Valora las
pequeñas cosas: como el calor del sol, que alguien te pregunte como estas, el
encontrarte con un gato que decide dejarse hacer cariñitos… cualquier cosa,
intenta buscar lo positivo, déjate sonreír.
Ilusiónate sin miedo a
poder desilusionarte luego.
Apasiónate. Y si no
puedes, busca una pasión hasta que la encuentres. Y cuando la tengas no la
dejes ir (nótese que no hablo de personas ni de objetos, hablo de una
“actividad” que te haga latir el corazón).
Asume que sentirás miedo
a menudo, que la inseguridad será tu amigo constante. Cuando esto pase no te
dejes dominar por ello, pero tampoco lo reprimas o lo ignores. Pregúntate cual
es la causa de ese miedo, pregúntate si es lógico, pregúntate de que te sirve…
cuestiona tus sentimientos negativos, asume que están ahí, que existirán, que
te los vas a encontrar. Piensa que todos tenemos miedos, pero no debemos
paralizarnos por ellos, porque no servirá de nada. El miedo es algo bueno a
veces, sirve para advertirnos, para que nos andemos con cuidado. Escucha lo que
tu miedo te dice y después cálmalo, toma las medidas que puedan ser necesarias
para seguir avanzando y después arriésgate. A ver si tu miedo estaba o no en lo
cierto. Rétate. Ve sobre ello. Levanta la cabeza. Respira.
Deja de buscar motivos
para quejarte (que si, saltan a la vista, vas a encontrarlos fijo) y en lugar
de eso busca motivos para alegrarte (que también los hay aunque no lo parezca).
Quejarse es muy sencillo y se nos da muy bien, ve a por el reto. A nadie le
importan una mierda tus problemas nimios (siento la bastedad, pero esto es así)
sin embargo hay demasiadas caras largas como para que insistas en aumentar el número.
Hay cosas buenas, inténtalo, y si no las hay búscatelas, intenta crearlas.
Una cosa que dice mucho
un buen amigo es “si tienes un problema y puedes arreglarlo no te preocupes,
simplemente arréglalo. Si tienes un problema y no puedes arreglarlo no te
preocupes, porque no te va a servir de nada.” Las preocupaciones nos agotan
mucho, gastan mucha de nuestra energía que podríamos estar empleando en asuntos
más lucrativos.
Aun cuando no estamos
pensando en un problema, nuestro cerebro desde el subconsciente trabaja en el
las 24 horas del día. Así pues, céntrate en seguir viviendo, y en las pequeñas
cosas, y cuando tengas que enfrentarte al problema ya habrá venido a ti la
inspiración divina que te de la solución. Si no, pide ayuda, consulta, estudia las
opciones… pero no te quedes de brazos cruzados quejándote y quemándote el
cerebro, no te servirá de nada.
Respira =)
Las cosas no se van a
hacer solas, si quieres algo tienes que buscarlo. Y piensa bien tus movimientos.
Céntrate en disfrutar en
todo momento, trátate bien porque te lo mereces, regálate de vez en cuando pero
tampoco despilfarres porque también tendrás que cuidar de ti a largo plazo. Y
los sueños tienen un precio por el que merece la pena ahorrar. Así pues,
también ahorrar es regalarte, solo que a la “ti” del futuro.
No te agobies, ten
paciencia. Aquello que quieres no lo conseguirás ni hoy ni mañana, asique sigue
nadando y disfruta del camino. De ese sol, ese café, ese capítulo, esa canción,
esa charla con tu vecino… disfruta de lo que sea que te rodea, sonríe,
sonríete.
Ríete de los problemas
que se te crucen por ser capaz de saltarlos. Ríete (pero sin malicia) de
aquellos que te desprecian por ser tan básicos. Ríete de los tropiezos que
tengas y tú misma con esa sonrisa les quitaras todo su peso.
Imagina que estás viendo
una actuación, la bailarina se equivoca, se para en seco, pone cara de pánico,
empieza a hiperventilar, se va corriendo del escenario, llora entre bambalinas
de la frustración. Ahora imagínate la misma actuación, la bailarina comete el
mismo error, pero eh! Pone una cara graciosa (como de “ups!”) y sigue bailando.
¿Que impresión te llevas de la bailarina en cada situación? No solo te gusta más
el espectáculo en la 2º situación sino que te gustara más que si no se hubiera
equivocado pues pensaras “no es perfecta, pero no le importa. Es divertida y
tiene carisma y disfruta con lo que hace”. Ahora la bailarina eres tú. ¿Lo
comprendes?
Tus errores tendrán el
peso que tú les otorgues. Pero no los ignores, intenta aprender de ellos, desde
la calma y la reflexión en lugar de dejarte llevar por el pánico.
No des demasiada
importancia a las cosas. No te avergüences. Ten confianza en ti mismo.
Quiérete. Y sobre todo… Guarda tus sueños =)
Y vive, para poder
aprender todas estas cosas por ti mismo, porque por mucho que yo te las diga no
las entenderás hasta que las hayas sentido, hasta que te vengan de dentro. Vive
para aprender de la vida, y así aprender a vivir y disfrutarlo. Olvídate del
miedo.
ah! y casi se me olvida! Se tu mismo.