domingo, 11 de mayo de 2014

La clave del vivir - Instrucciones para intentar ser feliz

Podría incluso llegarse a decir que con este viaje he alcanzado la paz interna.

Brighton es un lugar inspirador y romántico, con un propio espíritu y un aire fresco que hace disfrutable hasta el hastioso y estancado día a día de un trabajador de clase baja.

Por supuesto que en mí día a día sigo encontrándome con miedos y frustraciones, pero no dejo que me devoren, no les otorgo ningún poder sobre mí. Ahí radica la clave.

Hay que asumir que, como seres humanos que somos,-no sufrimos sino más bien- rezumamos sentimientos. Toda palabra, impulso, gesto, ambición… viene de un sitio y sigue una meta. Y también empuja a un lugar –o resultado-que, no a veces sino a menudo, no es el esperado.

No ya entender una vida humana sino solo vivirla -desde el desconcierto que generan las consecuencias inesperadas que a diario nos encontramos-, me parece sumamente meritorio y complicado. Y he ahí la razón por la que nos cuesta tanto poder decir –sin mentirnos- “estoy a gusto, soy feliz”.

Nos empeñamos en comprender, en explicar y controlar el mundo que nos rodea cuando aun ni somos capaces de entender nuestro propio funcionamiento, y no somos ni medio conscientes de muchas de las cosas que pasan en nuestros cuerpos y en nuestras mentes.
La clave está en asumir que no tenemos el control.

No podemos controlar las cosas que pasan a nuestro alrededor, no podemos controlar – en el sentido de decidir si tenerlos o no- nuestros sentimientos (solo algunos artistas bien entrenados son capaces de llamarlos y recrearlos en determinadas situaciones pero ni aun así tenemos pleno control sobre ellos, podemos intentar calmarlos, reprimirlos, engañarnos diciéndonos que no existen para así eliminarlos como problema, pero seguirán ahí y cuanto más los intentes ignorar mas pesaran y peor será la explosión que traigan). No podemos controlar lo que se piense de nosotros y hasta el más santo será criticado, y el mas monstruo alabado. La vida no siempre es justa, pero no podemos controlarlo.

La clave está en asumir.

Obviamente la tierra gira, cada persona tiene su vida, (y esta sus agentes externos que la moldean y sus procesos internos que recogen lo externo y lo filtran y procesan haciendo a una persona como es).
Y nunca tendremos ningún control sobre alguien pues, por muy influyente que seas para una persona esta sigue teniendo su pasado, su visión de futuro, y su propio proceso cognitivo, diferente al de todos los demás.

Nunca podrás tener el control sobre otra persona pero tampoco sobre ti mismo.

Por eso, respira. Asúmelo. Limítate a vivir. Y manda toda preocupación a la mierda, porque no sirve para nada.


Haz buenas acciones porque estas te harán sentir bien (pruébalo si no me crees).

Da todo lo que puedas dar de ti, no por esperar nada a cambio sino por estar a gusto contigo mismo y demostrarte lo que eres capaz de dar. Puede que incluso te sorprendas.

Quiérete porque sino quizás nadie más lo haga. Nadie compraría un producto que ni su propietario acepta y valora. Nadie es perfecto y todos están demasiado preocupados lamentando sus defectos para ver los tuyos. Quien te quiera criticar encontraría una tara hasta en la más completa perfección. Y quizá aquellos que te critican lo hagan para apartar la atención de sus propios complejos, así pues al hacerlo se exponen a sí mismos diciendo indirectamente “no soy feliz y por eso tampoco te quiero dejar serlo”.

Los que estén arriba intentaran no dejarte subir para que no les quites el puesto. Los que estén por debajo te intentaran tirar de tu nivel por envidia de que estés más alto. La competencia, las envidias y los miedos son una realidad. Cuanto más débil te muestres mas atacado serás. Siéntete merecedor de haber llegado a donde estas y cúrratelo para sentirte también merecedor de seguir avanzando en la escalera de las pasiones.

Valórate, porque tu valor será el que tú seas capaz de darte.

Cada persona tiene su realidad, lo importante es que tu estés a gusto en la tuya, entendiendo que es totalmente subjetiva y no puedes cambiarlo.

Y SIGUE RESPIRANDO.

Es realmente importante que llegues a asumir que no conseguirás el control y entonces, solo entonces, tendrás la posibilidad de encontrar la calma. Si sigues empujando algo que no puede ceder agotaras tus fuerzas, busca otro camino. Como quien, para tirar un árbol, en lugar de hacerlo con las manos desnudas, se ayuda de herramientas y elabora métodos inteligentes (como vienen a ser las poleas).


Deberás saber que la destrucción solo genera destrucción.

Asume que habrá dudas en tu camino, que será difícil sentirte seguro – pero eh! Eso es buena señal, significa que estas avanzando en lugar de quedarte estancado en el sitio, y la idea es llegar a algún lugar, no? Aunque no podamos saber muy bien cual acabara siendo-.

Y bueno, ya que no puedes controlar lo que pase alrededor, intenta disfrutar del camino. Valora las pequeñas cosas: como el calor del sol, que alguien te pregunte como estas, el encontrarte con un gato que decide dejarse hacer cariñitos… cualquier cosa, intenta buscar lo positivo, déjate sonreír.

Ilusiónate sin miedo a poder desilusionarte luego.

Apasiónate. Y si no puedes, busca una pasión hasta que la encuentres. Y cuando la tengas no la dejes ir (nótese que no hablo de personas ni de objetos, hablo de una “actividad” que te haga latir el corazón).

Asume que sentirás miedo a menudo, que la inseguridad será tu amigo constante. Cuando esto pase no te dejes dominar por ello, pero tampoco lo reprimas o lo ignores. Pregúntate cual es la causa de ese miedo, pregúntate si es lógico, pregúntate de que te sirve… cuestiona tus sentimientos negativos, asume que están ahí, que existirán, que te los vas a encontrar. Piensa que todos tenemos miedos, pero no debemos paralizarnos por ellos, porque no servirá de nada. El miedo es algo bueno a veces, sirve para advertirnos, para que nos andemos con cuidado. Escucha lo que tu miedo te dice y después cálmalo, toma las medidas que puedan ser necesarias para seguir avanzando y después arriésgate. A ver si tu miedo estaba o no en lo cierto. Rétate. Ve sobre ello. Levanta la cabeza. Respira.


Deja de buscar motivos para quejarte (que si, saltan a la vista, vas a encontrarlos fijo) y en lugar de eso busca motivos para alegrarte (que también los hay aunque no lo parezca). Quejarse es muy sencillo y se nos da muy bien, ve a por el reto. A nadie le importan una mierda tus problemas nimios (siento la bastedad, pero esto es así) sin embargo hay demasiadas caras largas como para que insistas en aumentar el número. Hay cosas buenas, inténtalo, y si no las hay búscatelas, intenta crearlas.


Una cosa que dice mucho un buen amigo es “si tienes un problema y puedes arreglarlo no te preocupes, simplemente arréglalo. Si tienes un problema y no puedes arreglarlo no te preocupes, porque no te va a servir de nada.” Las preocupaciones nos agotan mucho, gastan mucha de nuestra energía que podríamos estar empleando en asuntos más lucrativos.

Aun cuando no estamos pensando en un problema, nuestro cerebro desde el subconsciente trabaja en el las 24 horas del día. Así pues, céntrate en seguir viviendo, y en las pequeñas cosas, y cuando tengas que enfrentarte al problema ya habrá venido a ti la inspiración divina que te de la solución. Si no, pide ayuda, consulta, estudia las opciones… pero no te quedes de brazos cruzados quejándote y quemándote el cerebro, no te servirá de nada.

Respira =)

Las cosas no se van a hacer solas, si quieres algo tienes que buscarlo. Y piensa bien tus movimientos.

Céntrate en disfrutar en todo momento, trátate bien porque te lo mereces, regálate de vez en cuando pero tampoco despilfarres porque también tendrás que cuidar de ti a largo plazo. Y los sueños tienen un precio por el que merece la pena ahorrar. Así pues, también ahorrar es regalarte, solo que a la “ti” del futuro.

No te agobies, ten paciencia. Aquello que quieres no lo conseguirás ni hoy ni mañana, asique sigue nadando y disfruta del camino. De ese sol, ese café, ese capítulo, esa canción, esa charla con tu vecino… disfruta de lo que sea que te rodea, sonríe, sonríete. 

Ríete de los problemas que se te crucen por ser capaz de saltarlos. Ríete (pero sin malicia) de aquellos que te desprecian por ser tan básicos. Ríete de los tropiezos que tengas y tú misma con esa sonrisa les quitaras todo su peso.


Imagina que estás viendo una actuación, la bailarina se equivoca, se para en seco, pone cara de pánico, empieza a hiperventilar, se va corriendo del escenario, llora entre bambalinas de la frustración. Ahora imagínate la misma actuación, la bailarina comete el mismo error, pero eh! Pone una cara graciosa (como de “ups!”) y sigue bailando. ¿Que impresión te llevas de la bailarina en cada situación? No solo te gusta más el espectáculo en la 2º situación sino que te gustara más que si no se hubiera equivocado pues pensaras “no es perfecta, pero no le importa. Es divertida y tiene carisma y disfruta con lo que hace”. Ahora la bailarina eres tú. ¿Lo comprendes?

Tus errores tendrán el peso que tú les otorgues. Pero no los ignores, intenta aprender de ellos, desde la calma y la reflexión en lugar de dejarte llevar por el pánico.

No des demasiada importancia a las cosas. No te avergüences. Ten confianza en ti mismo. Quiérete. Y sobre todo… Guarda tus sueños =)



Y vive, para poder aprender todas estas cosas por ti mismo, porque por mucho que yo te las diga no las entenderás hasta que las hayas sentido, hasta que te vengan de dentro. Vive para aprender de la vida, y así aprender a vivir y disfrutarlo. Olvídate del miedo.


ah! y casi se me olvida! Se tu mismo.