Olvidé rápido los besos
que recorrían mi piel hace unas horas
Mientras me lamentaba porque nuestro idilio
no fuera recreable.
Cerilla que ardió
con la fuerza para acabarse.
Ahora raspo un palo contra las rocas,
por si hubiera suerte,
insistiendo, aunque en el fondo sepa
que tú eras la pólvora.
Pero, de la aleatoriedad de tu existencia,
Insisto en tirar los dados
por si se repitiera la jugada,
confundiendo la velocidad de nuestro encuentro
con la casualidad ordinaria
de la unión de cuerpos.
Alterno entre obsesiones
porque no se vivir sin desperfectos,
mientras me obsceco
en el desesperado intento
de darte celos.
tironeando a tu manga: mis sentimientos,
-aquellos que estarían bien callados-
para ver si queda algo de lo nuestro
-el nuestro que nunca llego a ser algo-,
Reclamando un tiempo como mío
que nunca se me había dado.
Pero ya está,
por mucho que le grite al fuego, se ha pagado
en un rencor que nació
para tapar al miedo por el rechazo.
Y quizá puedan -o no-
lanzarse al viento las cenizas,
pero he agotado mi insistencia.
La razón sabía bien que rentaba un corazón callado,
y aunque los sentimientos hablan
es hora de mirar para otro lado.
Se me agotó el tiempo de esperar a que me miren.
Entre estas letras se diluye
mi último reclamo.
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