sábado, 1 de enero de 2011

Hadas verdes y elefantes rosas

A veces parece que la vida se ríe de uno mismo.
El alcohol nos hace tropezar y caer
En los más horribles pozos
Perdiéndose la dignidad y las vergüenzas.

Nepente que nos vuelve a las formas primitivas
Mostrándonos sin miedos, sin prejuicios, con agallas
Acentuando las pasiones de las almas:
Y el triste llora, y el loco ríe,
Feliz es el que sobra de envidiar,
Y las almas solitarias siéntense pinchar de soledad.

Y el bálsamo "ahogador de penas", trajo más;
Y te hizo resbalar de tu alto pedestal
A mis pies, arrodillado
Sin prejuicios y sin miedos;

Veo en tus ojos a un cachorro abandonado
Que con su ruda aspereza,
Carcomido por temores,
Nunca se dejara amar
A no ser que se resbale su coraza en los fluidos
Vaporosos, liberantes de la soltura y el mal,
Guiador a los olvidos.

Es curioso cuantas veces has volado a mis sueños y a mis mundos,
Y ahora, desde arriba, te me antojas ínfimo y absurdo.
Solo eres uno más de tantos otros;
Perdido, solo, humano y roto,
Con un tremendo vacio que llenar
Y que ahueca la exigencia y la arrogancia
Del que lleva los zapatos de Papá.

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