Existen fuegos que jamas podrían apagarse.
En lugar de ello aguardan mudos disfrazados de cenizas o recolectando el polvo, mota a mota, que se acumula sobre tinta en los papeles, o escondiendose en las particulas que forman las rocas que hemos pisado,
o susurrando tu nombre desde recetas ajenas que antes probé contigo...
Y escucho tus palabras de unos labios que no son los tuyos, y no importa que no lo sean, pues al ser tuyas las palabras, te crean como un fantasma a mi lado.
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